Los recuerdos nos enseñan muchas cosas, errores, aciertos…, incluso nos enseñan que hay cosas que queremos recordar pero, no sabemos por qué, no lo conseguimos. Hay días, que quiero recordar días de extrema felicidad durante mi infancia, me es muy difícil, pues mi infancia pasó como lo hace un tren, rápido, con mucho ruido…, pero sin algo especial que quedara impregnado durante las décadas. Varias cosas sí que quedaron impregnadas, pero son recuerdos que preferiría no recordar, que quedan grabados a fuego, que, por mucho que intente no pensar en ellos, aparecen…, irremediablemente. Gracias a esos recuerdos, muchas veces, encuentro inspiración, pero me digo: «¿por qué coño escribes eso? sabes que no es un buen recuerdo…, que no aprendiste nada…» … y dejo de escribir. Me ocupo en otras cosas, aunque el pensamiento me devora por dentro. Y quisiera cambiar el recuerdo…, no se si habrá alguna droga que borre la memoria selectivamente, pero…, seguro, me daría miedo de correr el riesgo de quedar en blanco, de perder lo bueno que pueda quedar en el desván de mi memoria. Los recuerdos, para bien o para mal, están. Nos hagan reír o llorar, ya sea de felicidad o de tristeza, de odio incluso.
Lo mejor que podemos hacer es resurgir, no importa lo fuerte de la caída, si no la rapidez con la que te levantes.
Tienes un Blog muy bonito y especial, un pedacito de ti visible al mundo. Un abrazo.
Muchas gracias por comentar y hacer esta reflesión que creo que nos pasa a muchos. Tenía el blog muy olvidado y ahora me voy a centrar en él. Saludos y un fuerte abrazo!
Creí que mi comentario se había borrado por alguna palabra fea, pero veo que no. No se si alegrarme, pues en estas líneas hay demasiado de mi, pero bueno, aquí queda. Gracias por responder. Un abrazo muy fuerte querida amiga.
Los recuerdos nos enseñan muchas cosas, errores, aciertos…, incluso nos enseñan que hay cosas que queremos recordar pero, no sabemos por qué, no lo conseguimos. Hay días, que quiero recordar días de extrema felicidad durante mi infancia, me es muy difícil, pues mi infancia pasó como lo hace un tren, rápido, con mucho ruido…, pero sin algo especial que quedara impregnado durante las décadas. Varias cosas sí que quedaron impregnadas, pero son recuerdos que preferiría no recordar, que quedan grabados a fuego, que, por mucho que intente no pensar en ellos, aparecen…, irremediablemente. Gracias a esos recuerdos, muchas veces, encuentro inspiración, pero me digo: «¿por qué coño escribes eso? sabes que no es un buen recuerdo…, que no aprendiste nada…» … y dejo de escribir. Me ocupo en otras cosas, aunque el pensamiento me devora por dentro. Y quisiera cambiar el recuerdo…, no se si habrá alguna droga que borre la memoria selectivamente, pero…, seguro, me daría miedo de correr el riesgo de quedar en blanco, de perder lo bueno que pueda quedar en el desván de mi memoria. Los recuerdos, para bien o para mal, están. Nos hagan reír o llorar, ya sea de felicidad o de tristeza, de odio incluso.
Lo mejor que podemos hacer es resurgir, no importa lo fuerte de la caída, si no la rapidez con la que te levantes.
Tienes un Blog muy bonito y especial, un pedacito de ti visible al mundo. Un abrazo.
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Muchas gracias por comentar y hacer esta reflesión que creo que nos pasa a muchos. Tenía el blog muy olvidado y ahora me voy a centrar en él. Saludos y un fuerte abrazo!
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Creí que mi comentario se había borrado por alguna palabra fea, pero veo que no. No se si alegrarme, pues en estas líneas hay demasiado de mi, pero bueno, aquí queda. Gracias por responder. Un abrazo muy fuerte querida amiga.
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Que va, es que tardo en verlos y si no los apruebo no salen, no sabes las barbaridades que han llegado a mandarme!! un abrazote amigo!
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